Filosofía del servicio al cliente:
No hay una simple filosofía del servicio de
atención al cliente que se adopte por todos los negocios de todas las
industrias y servicios. Pero existen varias prácticas unificadas por una
creencia de que la satisfacción del cliente mejora las posibilidades de los
negocios de lograr sus metas. Los patrones comunes, sin embargo, ofrecen
algunos principios básicos del servicio de atención al cliente. Las
especificaciones pueden variar mucho, por ejemplo entre una compañía de
servicios financieros que trata con clientes remotos y un hotel
o restaurante que provee atención "cara a cara" a sus
clientes. Las grandes empresas pueden tener equipos de
servicio que se dedican exclusivamente a estos temas.
La base filosófica sobre la que debe fundarse el
servicio de atención al cliente es la accesibilidad. Ya sea en persona, por
teléfono o por correo electrónico, los clientes deben poder contactar
al equipo cuando necesiten asistencia, y estar seguros de que van a
tener respuesta. Si el equipo no puede brindar asistencia inmediata, ya sea
porque hay que esperar en la fila de la recepción o en el teléfono, deberá
hacérselo saber al cliente. Las esperas telefónicas se hacen menos tediosas
debido a los mensajes grabados (si el mensaje dice que la llamada se responderá
en dos minutos, es contraproducente si pasan cinco minutos y se sigue sin
responder). Asimismo, si las quejas o las dudas no se pueden responder de
inmediato, se debe avisar al cliente.
Los clientes pueden sentirse frustrados si un
negocio o servicio ofrece, o promete, completar una tarea pero no cumple. El
equipo no debería hacer promesas sobre cosas que no pueden cumplirse, como por
ejemplo asegurar una habitación de un hotel cuando la propiedad está completa.
Los clientes sienten seguridad cuando los miembros del equipo dan su
nombre, ya sea verbalmente o usando una etiqueta. Esto ayuda a confirmar, tanto
a los miembros del equipo como a los clientes, que existe un responsable en
caso de que una promesa no se cumpla. El principio filosófico es que el cliente
no debería sentir que está tratando con una entidad corporativa sin cara y sin
nombre, en la que nadie se responsabiliza por las fallas.
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